En el juego de los Tótems ha nacido un nuevo valor: SOLIDARIDAD, que dedicamos a Proactiva Open Arms. Es nuestro homenaje a un grupo de personas solidarias, que están haciendo un trabajo encomiable. Os animamos a que conozcáis el trabajo que realizan: https://www.proactivaopenarms.org/es
El viaje
Era de noche y Aylan, que apenas contaba cinco años, estaba tendido en su cama junto a su hermano, abrazado a su bote preferido donde guardaba dos luciérnagas que iluminaban la oscuridad, no conseguía dormir. Estaba nervioso. Su padre le había dicho que los despertaría por la mañana muy temprano:
–Hacia las 5 de la madrugada, nos marchamos- insistió el p
adre de Aylan
-¿Hacia dónde vamos papá? – pregunto Aylan disimulando su agitado estado.
– Sinceramente hijo, no lo sé con exactitud, pero te prometo que hacia una vida mejor -contestó el padre sensiblemente abatido.
Aylan entendió que iba a dejar su casa para no volver.
Siria, estaba en guerra desde hacía más de cinco años, y el papá de Aylan le había explicado que lo mejor era abandonar el país antes de que llegaran los señores de la guerra. “Tengo miedo”, pensó, pero abatido por el cansancio se durmió.
Por la mañana salieron como estaba previsto, Aylan recordó las palabras de su padre: ”no cojas nada, !tenemo
s que ir ligeros de equipaje!”, aun así Aylan metió en su bolsillo el bote con las luciérnagas, que sin saberlo, se convertirían en sus pequeñas compañeras de viaje.
El trayecto por tierras desérticas y carreteras eternas fue especialmente duro para el pequeño Aylan y su hermano, 2 años menor. Todas las noches justo antes de rendirse ante el cansancio, Aylan sacaba su bote y contemplaba las luciérnagas que resplandecían en la
oscuridad, se tranquilizaba al sentirse acompañado y se dormía en los brazos de su padre.
Llegaron a la costa de Turquía, y toda la familia se lanzó al mar en una balsa neumática con 300 personas más. Casi sin comida y sin agua la embarcación se paró y permaneció largas horas navegando a la deriva en la oscuridad. El pequeño Aylan se estremeció, sacó de nuevo su bote y observando el pequeño resplandor de sus amigas, se tranquilizó.
Al alba, oyeron voces: “Estáis a salvo”, “os encontráis en aguas europeas” gritaban desde:» El Astral», la embarcación de Open Arms que recogió las cerca de 300 personas, muchas mujeres y niños, que por fin se sintieron a salvo por primera vez en mucho tiempo.
A Aylan primero le invadió de nuevo el miedo al sentirse mojad
o, pero finalmente se tranquilizó al ver el rosto de sus padres y de su hermano sanos y a salvo, que se fundían en un abrazo.
Aylan metió su pequeña mano en el bolsillo y sacó el bote, observó que las luciérnagas brillaban: “cómo los ojos de papa”… pensó y se incorporó al abrazo familiar.
Apostamos por un mundo mejor. ¿Te apuntas?